viernes, 13 de enero de 2012

Las falsas alas del periquito azul (I): Análisis defensivo

 La realidad es que este artículo de vuelta al blog pretendía  publicarse el pasado lunes e iba a versar sobre la recuperación del balón del equipo culé en su partido frente al R.C.D. Espanyol. Iba a ser así por la falta de homogeneidad habitual de los pupilos de Pep Guardiola. Su mapa de “calor” de recuperación de pelota el pasado sábado fue mucho más amplio y representa en parte las dificultades que tuvo el equipo  blaugrana para llevarse el derbi de Barcelona. Pero, dado que el próximo rival sevillista es el club perico, nos centraremos en analizar un concepto muy bonito e interesante desde el punto de vista táctico que se pudo constatar con mucha presencia la jornada pasada en los chicos de Pochettino.
Se suele mostrar a este Espanyol como un equipo que se posiciona en el campo bajo un 4-2-3-1 de carácter muy convencional. Sin embargo esto dista mucho de ser lo real. Ante el Barça vimos que su disposición fue un híbrido entre el 4-3-1-2( 4-4-2 de rombo cerrado) y el 4-3-3, alternándose ambos sistemas de forma natural y según si los pericos tenían o no la pelota.

En la fase defensiva se posicionan bajo un 4-3-1-2, siendo Sergio García, el teórico delantero dentro, quién ocupa la posición por detrás de los dos teóricos extremos. Y decimos teóricos porque en la práctica casi nunca lo son, ni Sergio es el 9 de referencia ni Thievy y Weiss-los habituales externos- tampoco juegan pegados a la cal. Se observa como ambos jugadores cierran su posición y actúan como delanteros, de ahí la denominación de falsas alas que se les da en el análisis. La misión es doble, la primera cerrar la salida de balón por el centro y la segunda ser las referencias para la contra cuando su equipo  recupera balón. En general siempre uno de ellos se desentiende del repliegue y es la salida natural para buscar la transición ofensiva, el jugador que empuja la defensa rival hacia atrás para permitir la conducción de los compañeros de segunda línea y que ofrece una solución de pase en ruptura. Esa asimetría en el repliegue abre las opciones del rival para encontrar profundidad.

 En posesión de balón la cosa cambia, el dispositivo posicional es un 4-3-3 donde se parte siempre de la amplitud. Los extremos sí comienzan la rutina de ataque pegados a la cal, aunque sus movimientos son siempre con tendencia al centro y para picar al espacio. En defensa no son las alas del equipo y en ataque son alas que se cierran para dar mayor juego interior y de ruptura. Además alternan su posición de partida, es habitual que cambien de banda a lo largo del partido. Y esto se debe a que su misión no es la amplitud sino el desmarque a la espalda de la defensa.

  
SIN BALÓN  EL PERIQUITO QUIEBRA UNA DE SUS ALAS

 Sin balón, el repliegue perico costa de dos fases. La primera está recogida en la primera diapositiva, posicionamiento 4-3-1-2 para realizar una presión alta en campo propio con líneas juntas y defensa adelantada. En la segunda, cuando el rival vive en campo blanquiazul, observamos un Espanyol asimétrico en el repliegue, donde sólo retrocede a posiciones defensivas uno de los jugadores de banda, el que se encuentra en la zona de influencia activa del juego. El lado débil aparece desprotegido, los cambios de orientación del rival aseguran que la recepción del balón sea sencilla y cómoda para el jugador del lado contrario. Esto se debe a que la tendencia natural del equipo de Pochettino es que uno de sus teóricos exteriores sea la válvula de oxígeno que permita la salida a la contra. Observamos un achique fuerte sobre la zona de influencia del juego, pero no la protección de todo el ancho del campo. La asimetría es evidente y la disposición táctica españolista se asemeja al 4-4-1-1.


El perfil es indiferente, este concepto se repite en ambas bandas. El falso extremo del lado activo del juego si aporte repliegue, mientras que el otro se posiciona como delantero centro para estar activo en caso de recuperación cerca de la pelota y ser la referencia principal para la salida a  la contra. En el lado opuesto ocurre lo mismo, tanto Weiss como Thievy tienen el mismo comportamiento. No depende de los jugadores, es algo propio del equipo.

 
Podemos observar como la asimetría es evidente y su finalidad muy clara. Tanto S. García-teórico 9- como el extremo que no repliega-el del lado no activo del juego- se posicionan de cara a portería rival, no giran mirando a campo propio. Están a la espera de la recuperación y con su cuerpo orientado para ofrecer un pase con recepción de cara que les permita armar la transición de ataque en caso de hacerse su equipo con el balón.

  
Pochettino pretende con este posicionamiento que su salida en contragolpe tenga dos referencias activas. Para ello debe pagar un peaje importante, la desprotección del lado débil. Cuando el rival es capaz de cambiar la orientación del juego con velocidad de banda a banda, haciendo el campo amplio, el pasillo encontrado para conseguir profundidad es muy grande. En el gol de Cesc se pone de manifiesto todo lo expuesto. Como se dice tópicamente, la manta en el fútbol no da para cubrir todo. Y donde no llega la manta, lo que define es el talento. 


Los cambios de orientación, unidos a la amplitud del rival, dan muchos problemas defensivos al Espanyol. El lateral del lado débil se encuentra en ocasiones con una inferioridad muy manifiesta. El interior debe bascular y hacer la ayuda muy rápido. La dependencia del físico, activación y talento defensivo se convierten en la única arma defensiva. Talento vs superioridad, una batalla generalmente desigual en Primera División, donde la superioridad suele ser la vencedora. 


POSTDATA: 
El artículo se ha dividio en tres partes, de forma que su lectura sea menos pesada. El trabajo es profundo, por lo que mejor repartirlo en pequeñas dosis. El resto del análisis se publicará en el día de hoy- análisis de la fase ofensiva- y mañana por la mañana-referentes individuales-. 

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